miércoles, abril 27, 2005

Vestido de mantel

Vestido de mantel
con poco encaje
y los colores del arco iris.
Mesa camilla
de hueso y piel,
cuadritos rojos,
mantel de picnic.

Según tradición
nuestras mujeres
con estas ropas deben vestir,
mostrar su cara,
más no sus cuerpos.
Una sonrisa
que sabe a miel.

Descúbreme, descúbreme
bajo las capas
de mi vestido de mantel,
de los colores
que hay en mi tierra:
cuadritos rojos
y piel café.

Incansable

No hay descanso
para el pobre corazón
que late y late
y acelera
cuando estás cerca de mí.

No hay descanso
porque quiere estar contigo
y sufre y sufre
esta tortura,
confinamiento sin fin.

No hay descanso
ni de día ni de noche
y pienso y pienso
aún dormida
en cómo llegar hasta ti.

jueves, abril 07, 2005

Deseo imposible

El deseo es imposible
y aún así lo echo de menos.
Haber tenido tu aliento
tan cerquita de mi boca,
y no poder besarte.
Haber tenido tus manos
alrededor de mi cintura
y tener que dejarlas ir.
Imposible este deseo
de volver a oir tu voz,
de alterar tu corazón
igual que tú volviste el mío
del revés. De perder la razón,
que la pierdas tú también.
Pero el deseo es imposible,
por eso lo deseo tanto
y mantengo el deseo vivo
recordando cuando escribo
el amor que siento
por un deseo imposible.

Flores de Almendro

Y las flores.
Delicados pétalos rosas
que inundan de aroma mi calle.
El invierno casi ha muerto
y los almendros le lloran.
El invierno, ¡oh, el invierno!
que nos trajo días blancos, grises
mantos llenos de lluvia
y la escarcha.

Y las flores
van subiendo la escalera,
polizones de un zapato
o de una bolsa o de una carta
por el hueco de la puerta.
Sin perder nunca su risa,
se cuelan por la ventana,
invitados no esperados
a la fúnebre fiesta.
Se está muriendo el invierno.

Y las flores
no verán la primavera.
Prematuras mensajeras, lágrimas
de los almendros, tiñen
mi calle de rosa. Y mi vida.

Y las flores.
Que dan paso a ásperos frutos
contaminados y tristes,
son los hijos del invierno, desnudos
en una primavera
sin flores.

Comprension

Llamadas perdidas,
mensajes sin leer,
e-mails borrados.
Queréis que salga
y no quiero.
Queréis que sonría
y no quiero.
¡Cansa tanto sufrir!
Vivir en calma es un lujo
y pagar su precio es
imposible, hipotecar
el futuro en vano,
en soledad, marginados,
y el sufrir nunca se va.
No va a desaparecer
de la noche a la
mañana ni tampoco
el mes que viene.
Se va un poco día a día
a medida que se
entiende y se descifra.
¡Qué complejo es uno mismo!
Esperar que los demás
comprendan lo que no entiendo.
¿Cómo lo puedo explicar?
¿Arriesgar todo?¿Apostar
por romper de un solo golpe
la ley del silencio?
Mi alma trepa por palabras
de colores brillantes con sabor
amargo a verdad y aroma
fresco de alivio y descanso,
suaves y tiernas al tacto
pero tan duras de oir como
rocas de acantilado.
No habrá sendero
de rosas. No habrá
cánticos de gloria. No
habrá sido una victoria.
No habrá nada de nada.
Pero ahora comprendo
muchas cosas.

sábado, abril 02, 2005

El Club de los Poetas Muertos

Prólogo:

Es el final del verano, ha terminado el invierno, la primavera ha pasado y el otoño es el momento Carpe Diem, tristes mortales. Porque la razón se ha perdido entre las páginas de un libro escrito con sangre inocente. La tozudez de un extraño aplastó la sensible tristeza del alma de un muchacho impresionable y frágil como una rosa en la nieve.

Aprovechando el momento en que mi corazón llora por la muerte de alguien a quien le fue arrebatado, escribo estos humildes versos en memoria de aquellos que un día integraron...


El Club de los Poetas Muertos

Canto y el sonido del saxofón
Apaga el dolor
Y un par de bufones
Recorren la triste historia de aquél,
Príncipe danés,
Que preguntó al vacío
Si había de ser o no ser.

¿Qué escéptico animal rechazaría
su suerte y, espada en mano, huiría
de la fatídica muerte escrita
con oro en los libros que los diablos
impregnaron de poesía?

¡Eh, aprovecha el momento!
Carpe Diem, Mortalis infelix!
Los antiguos, los latinos, los griegos
Me animaron, conquistaron, reventaron,
Aprovechando el momento.

Yo viví el día y vi
Caer mis lágrimas sobre el papel
(otro poema estropeado, otro poema MUERTO)

Dios escucha en el infierno blanco
Cómo los caelícolas maldicen
El dolor de la guerra
Y yo maldigo la orden
Del padre y su cerco,
Que me encierra.

Aprovecharé el momento.
Encajaré los golpes y seguiré sufriendo
(si el saxo sigue sonando
y tú me sigues queriendo)
Pero, ¡escucha!
¿Me quieres o estoy soñando?
Sufro y sueño, sueño y sufro.
Sé tu final, poeta muerto.
Cada día muero un poco
Y cuando muero, te encuentro.
Palabra de poeta muerta,
Muerta de amor y de versos.

Aprovecharé el momento,
Pero hoy lloraré en silencio
Por aquél que nunca conocí,
Pero que vivió el otoño
Y por el que tanto sufrí.
Buenas noches, socios.
CARPE DIEM

Para Neal, Todd, Knox, Nuwanda, Pitts, Micks y el Señor Keating y para todos los que piensan que la poesía es algo más que un montón de palabras que riman.

Sin Titulo

Sin nada en qué pensar
más que en el dulce sonar
de la voz de su amado,
repitiendo sin cesar
todo lo que la ha añorado.
Mientras, siente mil demonios
que le impide que le ame.
Tal vez no es diablo, sino ángel.
Y es que, al mirarle a los ojos,
sabe que es dulce amistad
lo que siente en realidad.
Pero es algo tan hermoso
que es fácil de confundir
con ese sentir precioso
que es el amor, ¡ay de ti!
Tiene miedo de perderle
como amigo de aventuras
por culpa de una locura
disfrazada de pasión.
Y es que no quiere un amor
que pueda contar por días.
Lo que quiere es su amistad,
tenerla toda la vida
y sentir su compañía
por siempre, siempre jamás.